Aquí en mi cuerpo
acabó de pasar el mediodía
y por mi piel respira un agua
atardecida.
Los labios están secos;
guardo en la lengua los aromas.
Si acaso pusieras tu mano
entre mis muslos
sabrías que estás vivo.
Saborearías mi sal.
Haríamos un pozo
en el tiempo,
y dejaríamos que el sol
nos madurara.
Renata Durán, Colombia 1950
jueves, 2 de abril de 2009
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